VIII Decálogo de ingenio descafeinado
1 Un señor, llamado Antonio Preciados Martín, se dedicaba, a vender sanitarios de segunda mano. La
tienda tenía por nombre «Guarrerías Preciados».
2. Letrero en la estación de Atocha de
Madrid: «El que no sepa leer, que siga la flecha».
3. En el Rastro de Madrid, hay un señor que vende esparto. Está todo el tiempo, metiendo esparto
en unos cajones. Tiene un letrero que pone: «Los cajones del espartero».
4. Letrero en la autopista: «Los que estén a favor del ahorro de combustible, que levanten el pie
derecho».
5. Cartel del nuevo alcalde en la pared del
Ayuntamiento: «Los que paseen con perros, deben llevar bozal».
6. En un banco, donde los clientes se sientan, esperando para pedir un crédito, hay un aviso
les dice: «Pregúntenos por nuestros planes, para poseer su casa».
7. Los siguientes nombres, entre otros, estaban impresos en un cartel, que anunciaba un importante
festival flamenco:
«Juan y Pepe Habichuela, Kucio “el Chaqueta ”, María “la Burra ”, José Varas “el Mono”,
Chocolate, El Capullo, El Almendro, El
Torta, Chaquetón, actuarán en el festivale.».
8.«Vendo dentadura postiza completa, porque necesito el dinero para comer».
9. En un pueblo muy atrasado de la provincia de Zaragoza, cuando instalaron el buzón de Correos,
pusieron un letrero en la parte superior, que decía: «Meter por la ranura
únicamente, paquetes que entren». También en el culo de las botellas de la
tienda de comestibles, venía puesto el rótulo: «Abrir por la otra parte».
10. Última pintada anarquista en el cementerio: «Levantaos vagos, la tierra para quien la trabaja».
HUMOR
El tonto del pueblo
Hace muchos años, en un
pueblo vecino al mío, había el clásico tonto de pueblo. El pobre se hizo
famoso, porque los vecinos en vez de ayudarle a superar sus carencias, se
inventaban de él, las anécdotas más insólitas, para festejarse de risa:
“que si
Rafa iba a coger caracoles y los dejaba en montonicos, para después llevárselos
a casa…” “-Que si Rafa no compraba lechugas en la tienda, porque estaban
verdes… “-Que tenía una cara de tonto,
tan espectacular, que hasta las vacas, se le escapaban, cuando las cuidaba…” ”-Que
cuando el vecino lo contrataba para vendimiar, llevaba de postre para comida,
un racimo de uva…” ¡Infinidad de cosas! ¡Pobre Rafa!
Pero no, eso era mentira,
no era tan tonto, como decían, vereis:
Había un grupo de
“listillos” que se lo pasaban en grande con
Rafa “el tonto del pueblo”. Una de las atracciones mayores, era cuando
en multitud de ocasiones, ellos llamaban al "tonto" a la taberna, en la
que se reunían y le ofrecían escoger entre dos monedas, una grande de 5 pts . y otra mas pequeña de 50 pts que existía entonces.
Él siempre escogía la más grande, lo que era motivo de risas y algarabía para
todos.
Cierto día, alguien que observaba al grupo,
le llamó aparte y le preguntó, si todavía no había notado que la moneda más
grande valía menos. -"Ya-ya-ya sé -respondió, peru si nme queidoo con la
outraa nou man de dar llanmanr máss “y no poudré comprarme cosas…”
¡Saca tus conclusiones!.
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