SEGUNDA PARTE. COSTUMBRES VIVIDAS POR UN VECINO

SEGUNDA PARTE

 EL TRABAJO DEL MONTE

Allí se trabajaba todo lo que daba el día, incluso se le robaba horas a la noche, sobre todo quienes hacían carbón, que solían ir después de haber oscurecido, a ver las carboneras, y si encontraban alguna ardiendo, llamaban a los demás y tenían que arreglar todo, para que no se quemara la carbonera, aun estando lloviendo.

  

Caseta de lantegi

En general casi todos los días 
 se comía alubias con un poco de 
 tocino y a veces cuando se
 mojaban la ropa, se secaban
 sin quitársela del cuerpo.
 Trabajaban hasta los sábados
 y domingos, aunque tenían que tener cuidado con el cura…  
 Las herramientas que utilizaban siempre eran manuales como las hachas, mazas, cuñas, -truenzas-…

 Aportación. Los Lantegis de los carboneros estaban formados por las Carboneras, el arbolado para cortar y trabajar, y la vivienda del Carbonero o leñador.

Estas pequeñas viviendas, tenían una parte construida de madera y la otra parte de piedra, donde se hacía el fuego, el techo, en general, estaba hecho de ramas y césped de hieba-tierra, cubierta a veces de musgo.

Las condiciones de vida de los carboneros eran durísimas; hay que tener en cuenta que estos lugares estaban situados a veces, a  1000 metros de altura o más, y los inviernos en aquellas épocas eran durísimos.

Los bosques de Urbasa y Andía, hasta los años 50, estaban llenos de carboneros que vivían y trabajaban en los Lantegis.

Las carboneras las formaban con troncos apilados en forma de cono y cubiertos con hojas y tierra; estos troncos se iban quemando poco a poco y al final del proceso se convertían en carbón vegetal, era un proceso muy laborioso.

El oficio de carbonero ha sido llevado al cine en la película Tasio de Montxo Armendariz.

NEVEROS EN LA SIERRA

Mi padre me contó que cuando   

trabajaba en el monte, la nieve se 

acumulaba en unos hoyos 

llamados neveros y se conservaba

 la nieve sin derretirse hasta el

verano.

Entonces utilizando las caballerías, se cargaban 


vasijas grandes con esa nieve bien apretada y se la 


llevaban a pueblos, sobre todo de la Ribera de 


Navarra, en las fiestas patronales, para refrescar las


bebidas de las tabernas y a cambio recibían pellejos


  de cabra, pieles de ganado etc.

Lavadero público

LAS MUJERES se encargaban de las tareas de la casa y en ocasiones también echaban una mano en el campo.                                              

 Había un lavadero público, donde todas las mujeres del pueblo, acudían a lavar sus ropas y también “los trapos sucios” de los vecinos….

 El jabón que utilizaban, lo fabricaban en casa con desechos de aceite y grasas varias; los ponían a hervir en una caldera, mezclándolo todo con sosa y resina; cuando ya habíahervido un rato, se vaciaba el semilíquido en un cajón de madera y se dejaba solidificar, para después partirlo en trozos listos para lavar.

Cuando se acumulaba mucha cantidad de ropa, se hacía la colada en un cubo cilíndrico de zinc. Echaban sobre ella varios cubos de ceniza y después el agua hirviendo, y como la ceniza era el mejor detergente conocido, salía la ropa blanca, blanquísima.


Trabajo y trabajo...

  El trabajo de las mujeres fue muy intenso: Ellas no sólo planchaban la ropa, cocinaban, 
fregaban,limpiaban
la casa, sino que también muchas veces daban de comer a los animales, ordeñaban las vacas, y ayudaban en las tareas del campo…
Las mujeres también se encargaban de llevar al campo, la cesta de comida para el marido y los hijos, a la hora del medio día. La dieta más común se componía  en general de calbotes con un trozo de tocino gordo y a veces hasta fruta de la cosecha propia, sin faltar nunca el vino tinto de pellejo y garrafón  y el pan de la casa. Los domingos se comía mejor, pero la comida era siempre muy natural porque todo se criaba o se producía en casa: Pan, vino, aceite, carne de cabra, cordero, cabrito, pollo, conejo… leche de cabra, vaca, queso frutas , patatas, verduras, legumbres, hortalizas…

  El horno y el pan (trabajo y trabajo...)

   Otro de los trabajos exclusivos de la mujer era hacer el pan en el horno que cada vecino tenía. Cada ocho días se cernía la harina, se mezclaba con agua, levadura, sal, para hacer la masa, se partían en trozos redondos, hasta que se –lludaran-. Los hornos estaban hechos de piedra maciza y arcilla y tenían forma de bóveda redonda (Semiesfera).

Se hacía fuego en el interior (ollagas) y cuando las paredes interiores se ponían de color blanquecino dorado, se quitaba toda la brasa de fuego interior con una especie de pala larga y a continuación se metía las masitas de pan  por la boca del horno, que solía ser de alrededor de la docena de panes. Se tapaba la boca del horno para que no saliera el calor y al cabo de un rato se comprobaban si estaban cocidos y se sacaban grandotes, redondos, kurruskosos  y ricos, ricos, ricos.

 Les hacían aguantar en buen estado sobre 8 o más días; les costaba secarse más tiempo que a los de ahora. El día que se hacía el pan, era de un trabajo muy duro para la mujer y aunque entonces abundaban las moscas y pulgas, debido a la cantidad de animales de cuadra, ciemo etc, seguramente que esa noche no sentirían el picotazo de las pulgas entre las sábanas, ni el cosquilleo de las moscas.

Es curioso que en aquel entonces, las mujeres no consentían que los rayos de sol les dieran directamente en el cuerpo, pues se cubrían piernas, brazos y sobre todo la cara con grandes pañuelos como hoy lo hacen las musulmanas, pero con un fin distinto y que era el siguiente: A las mujeres de los pueblos no les gustaba que el sol las pusiera morenas, porque si esto sucedía, se distinguirían de las chicas de ciudad con su blanca piel, que era lo que estaba de moda y por tanto las hacía de menos según ellas, porque notarían que trabajaban en el campo y no les gustaba que las llamasen "pueblerinas".

HUMOR

1 ¡No me lo puedo  creer!. No hay que hacer caso de las cosas que hoy día cuenta la gente, porque muchas ni son reales: "Que si a uno le quitaron hasta lo bailao". "Que se sentó en un pajar y se le clavó la aguja". "Que si había una iglesia tan pobre, que hacían la misa de gallo con avecrem". "Que en ese mismo pueblo, la iglesia estaba tan lejos, que no iba ni dios".

No, y no, ¡eso se dice, para hacer gracia!, ¡sólo para eso!; no es lo mismo aquel que tenía que rellenar un impreso, y se encontraba con la clásica frase que suele salir al final, donde decía: "No escriba debajo de esta línea", y él  ponía: "De acuerdo". O aquel otro que se presentó a un concurso de "tontos", y se quedó el segundo... por tonto. 

Pues sí, estas cosas pueden suceder y de hecho suceden algunas. Pero claro, es muy difícil que pueda suceder, o haya sucedido, lo siguiente:

-Que en algún pueblo apartado, de esos aldeanos brutos (que suelen contar), que tuvieran al cristo asustado, en un rincón...

o que en ese mismo pueblo, un médico les dió una vez una charla, y entre otras cosas, les dijo que la cebolla mejoraba la circulación, y al año siguiente, todas las carreteras locales, estaban llenas de cebollas plantadas

Es difícil que sucedan cosas así, pero, podría ser...

Lo que yo no admito de ninguna manera a esos "camelos", es, que por hacerse los graciosos, digan, pues, "que si la Sra. Marcelina tenía un perro de mascota y que tenía que atarle un filete al cuello de su hijito, para que el perro, se acostumbrase a jugar con el niño"  o que digan que mi lindo perrito es -un hijo de perra-. Pues no,  ¡eso no se lo consiento a nadie. No y no.    

Estamos ya en el siglo XXI, y hay que ser modernos, realistas y -al día- y si hay que hacer Karaoke, o bailar, pues se hace... y si no se puede, pues mira, hacemos, como una bailarina, que era tan mala, tan mala, que sólo la contrataban en la radio. Pero nunca quedarnos atrás.

INGENIO

2 Iba yo a un pueblo llamado Rosas y me crucé en el camino con un señor con siete esposas. Cada esposa traía siete sacos y en cada saco venían siete gatos. Cuántas personas, sacos y sobre todo gatos en total llegaron a Rosas?.    

Pista: Salen cuatro verbos que son -iba, crucé, traía y venían- 

                       ¡Estúdialos bien!