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ROBLE ESPALTZA

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El objetivo de este blog es intentar entretener y entretenerme activo, relatando costumbres y trabajos antiguos de un pequeño pueblo navarro, allá por los años 1950, mostrando objetos, utensilios, aperos y materiales propios de aquella época, exponiendo bellos paisajes y rincones del pueblo
, relatando con mucho humor, las diferencias de la Sociedad entre el ayer y el hoy e intentando plasmar la historia de esos años, según mis vivencias personales.

Irán saliendo también páginas de humor e ingenio con anécdotas, chistes a veces sexistas y tal vez demasiado atrevidos, al compás de los tiempos actuales, pero siempre en un lenguaje elegante, correcto y respetuoso.

Un abrazo a todos


lunes, 5 de noviembre de 2012

CUARTA PARTE DE LAS COSTUMBRES ANTIGUAS DE UN PUEBLO VIVIDAS POR UN VECINO

 CUARTA PARTE

 

ANDANZAS E ILUSIONES
     
 Como entonces no se podía ir fuera del pueblo a trabajar porque no había trabajo, se tenían que quedar en el pueblo, pero también existía la ilusión.     
 ¡Qué contentos nos poníamos cuando nevaba… antes de levantarnos de la cama por la mañana, ya se sabía si había nieve, porque la campana daba un sonido muy sordo, sin vibraciones por la nieve acumulada. Nos levantábamos, encendíamos el fogón bien repleto de leña y a preparar el desayuno-almuerzo y el vino, anís y el aguardiente hecho con arañones ¡qué bueno sabía!. Después hacíamos sendas por las calles con una pala para poder ir a los corrales, donde estaban los animales. Casi todos los inviernos caían nevadas de 40 ó 50 cm. Una de las mayores que yo recuerdo fue en el 1955, estuvo nevando todo el mes de febrero; hasta los zorros bajaban al pueblo por el hambre.
 
No había agua corriente; se traía el agua de la fuente pública. Las necesidades fisiológicas las hacíamos en la cuadra de los animales, que contribuían a tener la casa caliente. Siempre había algún trabajo como picar la leña, dar vuelta al estiércol,  deshojar maíces para los animales y sobre todo para los cerdos de engorde. Cuando estaban gordos, se mataban y era la dieta importante y casi única para todo el año. Se aprovechaba todo del cerdo. Ensalábamos jamones, hacíamos las longanizas, morcillas; guardábamos la manteca, tocino, orejas, patas ¡todo valía!.




Había mendigos o pobres (y no indigentes…), que con la alforja a la espalda y a veces con -más agujeros que un guerbillo-, pedían por las casas del pueblo alguna moneda, pan, tocino y en la taberna compraban el vino para tener las vitaminas y calor suficiente y si se quedaban a veces  por la noche, su refugio generalmente era el lavadero del pueblo. Recuerdo un mendigo que estuvo sobre un mes de criado en una casa  y decía:  Aquí ya se sabe -jornal muy escaso, comer la costica, y el vino flojico-


Al médico que se ocupaba de los enfermos de varios pueblos, no lo tenían muy fácil porque vivía en Estella y entonces había pocos medios de transporte, los caminos eran de tierra y en invierno se convertían en barrizales. Se empleaban bastante las caballerías, que ponían a disposición del médico, ya que en aquel entonces,  el médico se trasladaba por todos los pueblos para los que le habían destinado en su nombramiento.
   Cultura de los vecinos. Escuelas. Los pueblos pequeños estaban en desventaja con los de la ciudad. Las escuelas de los pueblos era los únicos centros de enseñanza que había para todos, mientras que el la ciudad y en los grandes pueblos había más y mejores centros educativos y religiosos privados. En el pueblo hubo maestro y maestra para niños y niñas por separados, Más tarde maestra para niños y niñas juntos que tenía unos 40 a 45 niños de todas las edades.
Otra manera que había en los pueblos para que los niños tuviesen más cultura, era mandarlos a que se fueran frailes o monjas. Venían de los conventos frailes, en busca de niños, para llevarlos a conventos  (ellos decían en busca de vocaciones…) Allí los vestían, les daban de comer y recibían educación, pero no todos enraizaban  y al paso de lo años, volvían a casa, pero con mayor cultura.
Muchos niños cuando cumplían los 12 años y podían ayudar en los trabajos y cuidar animales, fallaban en la escuela.
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 Cómo era la antigua escuela?
En general iban todos los niños a la escuela, pero cuando ya tenían sobre 12 años, nos sacaban mucho para ayudar en las labores del campo, cuidar animales... Llevábamos pizarra y pizarrines. ¿Qué eran las pizarras?  -Una pizarra pequeña de piedra, negra o verdi-negra con marco de madera. En ella escribían con el pizarrín, que era una barrita alargada. Cuando queríamos borrar echábamos el aliento… y lo limpiábamos con un trapo? o la manga.                                                    
Las escuelas eran todas muy parecidas: Una sala grande, el suelo de cemento o  tarima de tabla normal, sin pulir. En la pared, un -encerado- (una pizarra grande) y algún mapa y al frente el retrato del -Generalísimo Franco, un crucifijo… En el centro una estufa de leña con un tubo vertical hasta el techo para conducir el humo hacia el exterior.  Las mesas eran pupitres para dos niños. El tablero estaba un poco inclinado y arriba había una repisa con agujeros para colocar los tinteros. Escribían con tinta, usando aquellas plumas de palito y –tajo-. Los tinteros eran tarrritos que encajaban en los agujeros del pupitre.                          
Se iniciaba siempre la clase con un rezo y algunas veces se cantaba -el cara al sol- y se terminaba  con las voces de -Franco Franco-,  -viva España, viva-   -arriba España, arriiba-
Hoy en día, los maestros (profesores), no pegan. Entonces sí, pero los cachetes no dolían. Lo peor era cuando el maestro empleaba la regla y te arreaba un reglazo en la palma de la mano, dolía un rato. Lo mejor de la escuela era el tiempo del recreo. Teníamos uno por la mañana y otro por la tarde. Practicamos muchos juegos entre ellos la pelota pero teníamos que bajar hasta el "rebote" de la Iglesia.  
 Entonces los niños también jugaban, hacían trastadas como ahora; pero tenían obligaciones en sus casas:  
ayudaban en las labores del campo, de pastores de ganado en el monte, apacentando a los animales, a los –cochos en los pastizales de bellota, llevaban las vacas al bebedero, entraban al corral y las sacaban las cabras a la cabrería, traían berzas para los “cochos”, lechoncitos para los conejos…, subían la leña para la cocina, hacían todos los recados que eran muchísimos, cumpliendo siempre las famosa frase:       
 "Ala majo vete, corre y trae….o aquella otra:  "vete, corre y dile..."
                                                
  
Es diferente en lo relativo a los juguetes que reciben ahora los niños por reyes. Entonces teníamos una ilusión extraordinaria cuando llegaban los Reyes Magos. Ya unos días antes, no podíamos dormir  y no te cuento de la noche de la cencerrada en el Ollagar, pensando en los reyes. Nos echaban pastillas de chocolate –Pedromayo- una cajita redonda de cartón con una especie de culebrilla de dulce-mazapan, ropa  y todo junto a los zapatos y no sabeis la ilusión que nos producía todo eso, ¡tremenda!.

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